El síndrome de Romeo en las relaciones de pareja
- Osadía Tv
- 6 feb 2021
- 4 Min. de lectura
Seguro te ha pasado que tienes una amiga que cada vez te encuentras con ella te dice que está “enamorada” de su novio, el problema es que este enamoramiento es cada vez con una persona diferente. Si te suena el caso, quizá tu amiga padezca de este Síndrome.

¿Por qué se da este síndrome?
“Este síndrome se da principalmente por la necesidad de la persona (hombre o mujer) de ser amado sin medida, (ser el centro de atención de su pareja), además de que contribuyen al desarrollo de este síndrome las prohibiciones familiares y sociales, es decir cuando la familia no aprueba la continuidad del enamoramiento existiendo conflictos, críticas, problemas, amenazas “si sigues con él o con ella, anda buscando trabajo, donde ir a vivir, etc”, asegura la psicóloga.
Pero también una de las causas principales que llevan a padecer este síndrome es una evidente desconexión con la realidad, resultado de una constante idealización del amor, desde la infancia, mezclada con los buenos recuerdos de las primeras relaciones amorosas.
Quienes padecen del Síndrome de Romeo y Julieta, aunque suene exagerado, tienen planeada la boda y el nombre de sus hijos antes de saber si quiera de quién están enamorados.
La buena noticia es que este Síndrome tiene cura con psicoterapia y según la especialista es importante que estas personas busquen ayuda, porque si no estas conductas pueden generan violencia psicológica y pueden llegar a desarrollar violencia de género (violencia física).
Características
Según Rubín de Celis, las características principales de las personas que padecen de este síndrome son:
• Personas que tienen fantasías exageradas del amor romántico, idealización de la persona amada
• Citas a escondidas, a veces con ayuda de algunos amigos que se convierten en cómplices
• Relaciones pasionales
• Alejamiento social
• Retraimiento, control (amistades, vestimenta, salidas, llamadas, mensajes).
• Angustia
• Dependencia emocional y afectiva
• Depresión
• Agresividad
• Chantajes emocionales: Una de las características que muestran los rasgos de este trastorno es cuando se escuchan frases como “sin ti no soy nada”, “no puedo vivir sin ti”, . Al principio esa entrega es recibida con alegría, como una “muestra de amor”, pero luego esa dependencia por una de las partes suele acabar siempre igual: en control, en abuso. “Lo hago porque te quiero”. “no me dejes porque me muero o me mato” Y ese tipo de actuaciones no tiene edad, obviamente es más fácil identificar a una persona adulta con este trastorno.
Los rasgos que convierten lo que era un novio entregado en un acosador son claros:
En primer lugar, de carácter psicológico: acoso, control sobre dónde está la persona, si lleva o no minifalda, si va o no pintada, por qué sale así de casa, si habla con alguien… «Al fin y al cabo son los celos, que es algo que en los jóvenes se ha trabajado poco y que va in crescendo. Ya hay hasta un dispositivo en los móviles que te permite saber dónde está tu pareja en cada momento. Es un control excesivo sobre la otra persona», apuntan los expertos, que creen que estas actitudes «pueden acabar en maltrato psicológico o llegar incluso a las agresiones físicas».
«Se toman como algo natural actitudes que luego hacen difícil que creas que realmente estás sometida a la violencia.
el modelo de amor romántico que se vende en la sociedad, donde el hombre es dominante y la mujer, sumisa, y donde el príncipe azul es lo único que parece existir.
Twitter, Facebook y WhatsApp integran un «absoluto mecanismo de control» con riesgos que las chicas no perciben, tal y como afirma Marta del Pozo, profesora y doctora de Derecho Procesal de la Universidad de Salamanca: «Ellas asumen como algo normal que el novio censure su comportamiento, imponga su ropa, espíe su móvil o incluso no le deje espacio para estar con sus amigas», advierte. Muchas jóvenes no solo consienten estas actitudes sino que las justifican bajo la creencia de que «los celos son una expresión del amor», tal y como indica María José Díaz-Aguado, catedrática de Psicología de la Educación y directora de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense. «Si está celoso, es que te quiere».
La persona con este Síndrome intentará de una y mil maneras revivir esas sensaciones, pero detrás de cada intento sólo encontrará frustración, por lo que la única salida que tendrá será culpar a su pareja del fracaso de la relación.
De acuerdo con el último estudio de «Igualdad y Prevención de la violencia de género en la adolescencia», dirigido por Díaz-Aguado y presentado por el Ministerio de Igualdad en 2010, casi tres de cada diez chicas han escuchado con frecuencia aquello de «si está celoso, es que te quiere».»No entienden que un comportamiento posesivo es el caldo de cultivo de la violencia de género», añade Del Pozo. El mito del amor romántico contribuye a que las jóvenes no sepan detectar los síntomas: «El amor no lo puede todo y quien bien te quiere no te hará sufrir», precisa Díaz-Aguado. Y no. Quien bien te quiere no te hace llorar… ni sufrir.
Prohibir solo genera más deseo
Esto va para los papás y es que normalmente cuando se oponen a una relación es porque la persona elegida no pertenece a la misma clase social o porque no llena las expectativas para su hija o hijo, pero si los padres adoptan posiciones como la mencionada están muy equivocados porque lograrán el efecto contrario, y el amor que siente su hijo o hija irá en aumento y luchará con su pareja uñas y dientes por defender lo que sienten, no escucharán consejos ni a aquellos que quieran disuadirles para que dejen la relación. Recuerda que lo prohibido tiene su encanto.
Daniel Wegner, psicólogo de Harvard, ha señalado que el secretismo en las relaciones románticas funciona como un afrodisíaco.
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